2018: año de quiebre

Norma Meraz

Este 2018, como fue 1994, ha sido un año de quiebre.

Este año, como hace 24, México sufrió grandes sacudidas en los distintos ámbitos, político, económico y social.

Hace doce meses las autoridades plantaban altas expectativas para el país.

Las cifras económicas pintaban para una inflación entre 2 y 2.5%, con un crecimiento de la economía entre 3 y 3.5% al cierre del año.

Otras variables programadas como una mayor explotación petrolera, mayor producción agrícola mayor exportación de bienes de capital, la revaluación del peso, la estabilidad en las tasas de interés, entre otras, hacían vislumbrar un buen año.

El cierre de sexenio priísta parecía ser color de entusiasmo.

Enrique Peña se iría, dejando muy encarriladas obras emblemáticas de su gobierno como el tren México-Toluca y sobre todo, el aeropuerto internacional de Texcoco.

Pero, sobre todo, reinaba en el ánimo peñista, la certeza de entregar la Presidencia de la República a un sucesor elegido minuciosamente para ganar las elecciones y así transitar sin brincos todo el camino empedrado de desatinos de un gobierno marcado por la irresponsabilidad, la arrogancia, la violencia, la corrupción la impunidad, la ineptitud y el abuso.

Una a una fueron cayendo las emociones de triunfo. A tal grado se derrumbó el esquema de un año “de éxitos “ que, con gran desenfado, el Presidente Peña Nieto se despidió del país, presumiendo la cifra récord de remesas –enviadas por nuestros paisanos en Estados Unidos– como principal fuente de ingresos al país.

Ninguna de las metas propuestas para finales de 2018 se cumplió y, sí, este fin de fiesta marcó un punto de inflexión en la vida de 120 millones de mexicanos.

En el ámbito netamente político, por si fuera poco, ocurre que el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) encabezado por Andrés Manuel López Obrador, gana la Presidencia de la República, además la mayoría en la Cámara de Diputados, en la Cámara de Senadores y, en 17 Estados, el Congreso.

Punto de quiebre para México, también fue el año 1994.

Hace 24 años, al despuntar el día uno de enero el país se despertó con la noticia de que en el Estado de Chiapas había un levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Este primer evento obliga al candidato del PRI a la Presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio Murrieta, a posponer el arranque de su campaña electoral.

Apenas a escasas semanas, en plena gira política por Baja California el candidato Colosio fue asesinado en pleno mitin en Lomas Taurinas.

De inmediato el Partido Revolucionario Institucional —desde Los Pinos—, nombra al candidato sustituto: Ernesto Zedillo Ponce de León.

Zedillo gana las elecciones con 17 millones de votos y toma posesión el uno de diciembre.

Antes de cerrar ese atropellado año otro evento marcaría el ritmo del país: se registra una dramática devaluación del peso y, por ende, una descomunal fuga de capitales, bautizada como “el error de diciembre”.

Si nos preguntamos porque los años 1994 y 2018 son puntos de quiebre para México, estos son pequeñosindicadores.

Así es que:

¡Digamos la Verdad!