Bueno, ¿es o no terrorismo?

En opinión de Héctor Calderón Hallal

 

Luego de darle muchas vueltas, quienes hace cuatro o cinco años defendían con uñas y dientes que en México no vivíamos formas de terrorismo, debieron haber ya cambiado de forma de pensar con los hechos presentados en las últimas horas: el secuestro de por lo menos 16 elementos de la Secretaría de Seguridad del Estado de Chiapas y la explosión de un “coche bomba” en Guanajuato.

Y es que entonces, durante lo más álgido del gobierno de Donald Trump y el arribo del actual gobierno de la 4 T, los seguidores ideológicos o defensores de estos últimos aquí en México, pretendían anticiparse ‘patrioteramente’ en la discusión acerca de que si a México, el Gobierno de los Estados Unidos podía intervenirlo materialmente bajo el argumento de que objetivos terroristas que hubiesen agraviado intereses estadounidenses, se hallasen en territorio nacional… y dígame usted si no.

Por supuesto que en territorio nacional, asiento de los principales cárteles del narcotráfico mundial (reconocido por el propio Gobierno de EE.UU), como el Cártel de Sinaloa (CDS) y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), han agraviado la paz pública, la normatividad comercial y administrativa del vecino país del norte –y sobre todo con la introduccción reciente del fentanilo- la salud pública de cientos de miles de ciudadanos y menores estadounidenses.

Pero la definición de cualquier diccionario es por demás clara: “Terrorismo es una forma violenta de lucha política, mediante la cual se persigue la destrucción del orden establecido o la creación de un clima de terror e inseguridad susceptible de intimidar a los adversarios o a la población en general, o bien; es una sucesión de actos de violencia ejecutados para infundir terror”.

No podemos “tapar el sol con un dedo”… Desafortunadamente lo que acontece en México, es una forma de terrorismo y, en un momento dado sí es una lucha paulatina y sorda por el poder de la República.

El presidente Andrés Manuel López Obrador exigió ayer durante su mañanera, la liberación inmediata de los 16 policías estatales secuestrados en Chiapas y se comprometió a investigar a los funcionarios estatales.

Pero no le hicieron caso….

¿Acaso porque no carece ya la suficiente fuerza moral el Jefe del Ejecutivo mexicano al interior de la delincuencia organizada?

Por otra parte, en las inmediaciones de Celaya, Guanajuato, al menos diez elementos de la Guardia Nacional (GN) resultaron heridos, alrededor de las 23:00 horas del 28 de junio de 2023, tras la explosión de un coche cargado con explosivos, en Celaya, Guanajuato.

Fue luego de recibir una llamada al número de emergencias 911, respecto a un vehículo sospechoso, color blanco, estacionado sobre una de las calles de un poblado cercano a Celaya, que un grupo de elementos de la GN llegaron al lugar.

Sin embargo, mientras el personal de la Guardia Nacional revisaba el vehículo, éste explotó. Los elementos de la corporación heridos, cinco de ellos en estado crítico, fueron trasladados al Hospital General Regional de Celaya, para recibir atención médica.

Son auténticas “tácticas de guerra”… tácticas de deterioro de la moral sociojurídica, sin duda… tácticas para infundir miedo colectivo, terrorismo.

Se tiene entonces que, mientras toda la adiministración morenista federal está abocada a la campaña de quien resulte la “corcholata” elegida, el pueblo mexicano tiene que padecer los estragos de una campaña orquestada orientada a infundir miedo y parálisis en la población mexicana, de cara ¿quizá? al proceso electoral de 2024.

Y no hay nadie quien se encargue del orden público al interior.

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Ayer, haciendo un recuento de gentes valiosas a las que he tenido el gusto de tratar en mi vida profesional, en uno de esos ratos de introspección que tiene uno escasamente, recordé a dos grandes elementos de la seguridad pública y las tareas de gobierno, sin duda de talla nacional o hasta internacional, no obstante que los conocí en el Gobierno del Estado de Sinaloa, cuando coincidí con ellos en el desempeño laboral y profesional, desde finales de los noventas.

Uno de ellos es el Capitán Piloto Aviador Alejandro Rodríguez, agente policial de élite… de los mejores de este país, me atrevo a decir.

Y el otro, se trata del Licenciado en Derecho, especializado desde muy joven en tareas de Seguridad Pública, en sus facetas de la Planeación, la Investigación Policial, la Capacitación-Desarrollo del Personal y sobre todo en el ámbito operativo como mando superior, Juan Manuel Zarco Bernal.

Me he enterado que está saliendo –aunque poco a poco- de un malestar que le afectaba la visión, no obstante su juventud, situación que Gracias al Creador está remontando con celeridad, por el bien de su familia y por el bien de la sociedad sinaloense y mexicana… veamos por qué:

Zarco Bernal es uno de esos jóvenes –aun- de excelencia en lo que hace. Que ama su profesión y se capacita contínuamente, como seguramente miles de jóvenes mexicanos lo hacen, desde luego, pero en este caso, que es muy propicio de comentar, por lo que implica el tema de la seguridad pública y la legalidad en el país y en el mundo.

Dedicado de lleno a la actividad emprendedora (es un exitoso empresario desde por lo menos el segundo lustro del actual siglo), Juan Manuel Zarco Bernal es un talento desperdiciado en su plenitud, pues el Estado y la sociedad mexicana indirectamente, invirtieron en él para formarlo, capacitarlo, desarrollarlo como un mando superior, como un genuino estratega que conoce el fenómeno delictivo de su entidad y está plenamente actualizado pero, gracias a que este Gobierno Federal decidió no solo dejar de contratar, capacitar y desarrollar a las fuerzas policiales locales de todo el país, dejando a las corporaciones estatales y municipales sin presupuesto, pero sobre todo a merced del crimen organizado a la población de todas las regiones del país… pues la gente valiosa está fuera del ámbito público y haciéndole falta a la población.

La expresión más acabada de esta situación recientemente, podrían ser los asesinatos arteros y cobardes, de los sacerdotes jesuitas en Cerocahui, Chihuahua, muy cerca de los límites con Sinaloa por cierto y lo acontecido hace unas horas a personal de la Secretaría de Seguridad Pública de Chiapas, secuestrado por el crimen organizado, materialmente.

Para este tipo de bochornosas eventualidades, se ocupan precisamente civiles altamente capacitados como Juan Manuel Zarco, que releven a los militares de las tareas de inteligencia, planeación, prevención, operación y hasta de Proximidad Social, para que las fuerzas castrenses, (los mandos superiores, medios y rasos) puedan dedicarse a sus tareas más propias de su naturaleza, como lo es la salvaguarda y la defensa nacional en general.

Cabe destacar que Zarco Bernal es propietario de las empresas SEICSA de C. V. y Themis, S. A. de C. V., empresas de seguridad privada con reconocida tradición y reputación en el noroeste del país, desde 2006, por lo menos.

Además, Juan Manuel Zarco ha sido desde analista hasta llegar a los puestos de Coordinador General de la Policía Estatal Preventiva del Estado de Sinaloa, durante el sexenio del Gobernador Juan S. Millán; sexenio donde se le reconoció al Estado de Sinaloa como la entidad que innovó y exportó al resto del país, los modelos de unidades policiales especializadas para combatir al crimen y su sofisticación tecnológica y social. Lo anterior, con tan solo 25 años de edad. Razón por la que el Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), lo reconoció en 2003, como el ‘Mando Superior  Más Joven’ y con mejores resultados en todo el país.

Igualmente trabajó para el Gobierno del hoy desaparecido Jesús Aguilar Padilla, como Director General de Servicios de Protección en el Estado, llegando a ser Subsecretario de Operaciones de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Sinaloa, con el Gobernador Mario López Valdez, donde a pesar del corto tiempo que desempeñó el cargo, es recordado como un jefe humano y sencillo en su trato, además de leal a las instituciones y al gobernador como al secretario que le brindaron la oportunidad.

Al final, el suscrito comparte el gusto por la salud del amigo y por las amistades que perduran.

Autor: Héctor Calderón Hallal

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