Con un tufo escatológico

En opinión de Héctor Calderón Hallal

 

Hay un momento de ‘quiebre’ en este país, en que las llamadas clases populares empezaron a cuestionar y a denigrarlo todo. Fines de los setentas principios de los ochentas… quizá.

La llama del fenómeno estuvo atizada en todo momento –y quizá fue el oxígeno que lo mantuvo vivo hasta nuestros días- por el tema económico.

El sedimento de la famosa ‘pirámide social’, sobre todo en territorios urbanos, se volvió más reacia a aceptar los productos que durante el desarrollo estabilizador le confeccionó la llamada ‘clase dominante’, gracias a la masificación de la educación superior que, siendo en su mayoría de orientación ‘marxista’ por la acción de los sindicatos y de movimientos urbanos populares y de influencia agrarista, habían llegado a las aulas, a ‘enriquecer la discusión’, como se prometió en los inicios de su incorporación, para después pervertir todo el proceso educativo a nivel superior en al ámbito de la educación pública, como hasta nuestros días… salvo honrosas excepciones.

De ese proceso surgió la actual clase política que gobierna el país actualmente; de esas instituciones de “educación superior”, de las que se apoderaron para nunca soltar el poder, en su calidad de “autoridades”, dirigentes sindicales y algunos otros alumnos en aquel tiempo.

El responsable directo de esta ‘apertura’ para el llamado ‘proletariado’ a la educación superior fue el PRI-sistema, del que tanto renegaron y al que en todo momento juraron “a muerte” combatir… el PRI es el papá de toda esa “izquierda clandestina y rabiosa” de hace 40 o 50 años. Echeverría y hasta el propio Díaz Ordaz, son los progenitores de estos nuevos clasemedieros que reniegan del “clasismo” y de la discriminación racial… pero no salen de ‘Pabellón Polanco’ ni de ‘Mitikah’ los fines de semana o los días de quincena.

Son los mismos ‘guerreros’ de mariconera y pachulí, que desde el estrado del aula, empezaban a renegar con sus alumnos, de ‘Capulina’, del ‘Chavo del Ocho’ y del ‘humorismo blanco’ en general del famoso Telesistema Mexicano (Televisa) por ser un género para ‘retrasados mentales’, según se argumentaba en esos casos: eran para “mantener al pueblo embobado… igual que las comedias o telenovelas”.

Así, la crítica permanente a todo, fue el deporte más practicado desde las aulas en aquella época, no precisamente inspirada en Marx y Engels… ni Maurice Duverger siquiera, empezó a alentar el cataclismo político que se le vaticinaba no solo al PRI, sino al sistema de vida monopólico que prevalecía hasta entonces en muchas de las ramas de la vida de este país.

Televisa se le vino el mundo encima; a grandes monopolios, como Teléfonos de México (Telmex); a la CTM (como coordinador casi absoluto de la vida sindical en este país) y a muchos otros rubros que tuvieron que mostrar apertura y disposición a “compartir la clientela”.

Y es que objetivamente sea dicho, el pueblo le alcanzó a ver la puntita del filo de la guadaña a su verdugo; hay que reconocerlo y decirlo con todas sus letras.

El plan que tenía el gobierno mexciano ya desde entonces, era la ‘maquilización’ de la vida nacional; ya existía en los archivos del Gobierno Federal un plan para inundar de maquilas el territorio nacional, usando para tal efecto a una población más o menos adiestrada, aspirante a clasemediera y con un colchón de tiempo estimado en una generación por lo menso (30 años) para soportar el costo de ese proceso de “nearshoring”, para suplir a los países del este europeo y del  sureste asiático por su lejanía a territorio americano, que ya se había contemplado por el equipo de Antonio Ortiz Mena desde la administración de Adolfo López Mateos.

Fueron 30 años de sacrificio para buena parte de la población, que empezó ganando una miseria y un porcentaje,…solo un porcentaje de esa mano de obra, alcanzó beneficios de seguridad social, médica, estabilidad laboral, etcétera… pero siguió siendo pobre. El otro gran porcentaje nunca logró salir de la pobreza.

El proyecto sólo permaneció “enlatado”, archivado, hasta que, por circunstancias de la vida, “coincidencias” pues, le tocó al sobrino de Antonio Ortíz Mena (e hijo del secretario de Economía del propio López Mateos), de nombre Carlos Salinas de Gortari, implementarlo unos años después… y aquí están los resultados.

Pero volvamos al tema del entretenimiento y el ‘humorismo blanco’, ahora curiosamente tan añorado por las viejas generaciones, que argumentan que la televisión solo pasa refritos de baja calidad, incluso en el género telenovelas o series y las comparan con las grandes y costosas producciones que duraban 8 o 10 meses en pantalla.

Ahora, aquellos críticos de ‘melena larga’ y ‘churro jipioso’, endiosan en sus vecindades a aquel ‘Chavo del Ocho’ y a sus personajes. Les han encontrado una filosofía que nunca le vieron durante su vigencia en aquellos años… ni a Don Ramón, ni a Kiko, ni al Señor Barriga.

Humorismo blanco, del que renegaron atrozmente en aulas y foros de discusión y que por cierto, ahora se hace tan necesario…

Las nuevas generaciones de jóvenes están mas vinculadas a lo “vulgar”… y quizá lo escatológico, en aras de diferenciarse de los “rucos” que se carcajearon con Capulina y los guiones de Gómez Bolaños. Para ‘pintar su raya’ de aquellos que se enamoraron con una interpretación de Emanuel o con una canción de Víctor Manuel y Ana Belén… y hasta vibraron con una canción de Metallica… ¿por qué no?

Ahora el reggaeton y el ‘perreo’, son la llave para acceder al mundo sensorial del arte y las narco series son el resumen de la identidad.

Vamos, hasta en la política hay nuevas formas de transmisión de la afinidad.

Veo con desgano una nota de la muy brillante y seria agencia michoacana “Quadratín”, como cubrió la gira de un prominente ‘presidenciable’ de Morena, el partido en el poder, donde durante su paso por Morelia la capital y donde se verifica el excelente evento de talla mundial y que proyecta a nuestro país cada año, realizado seguramente con el impulso de la familia Ramírez, originaria de esa bella ciudad, como lo es el Festival de Cine de Morelia, a Marcelo le fue entregado un ejemplar de esa bebida característica de la región llamada “Charanda”, de enorme tradición y hecha para paladares exigentes.

Con el incidente a destacar que la marca, expresada en una etiqueta muy grande y vistosa, hace alusión a una palabra utilizada en el sublenguaje de la vulgaridad, para designar al pene, parte del órgano reproductor masculino, sin venir absolutamente a cuento… sin ser estrictamente necesario.

La marca de hecho es una frase vulgar que las nuevas generaciones usan, sobre todo las que habitualmente practican el caló de la vulgaridad, tanto en zonas urbans como rurales, para enarbolar una frase de supremacía o de virilidad superior frente al resto de un conglomerado de varones, del mismo nivel intelectual que el que la expresa.

La palabreja que usan, es de hecho un concepto añeja de la actividad marinera; describe un palo en la parte más alta del mástil, del que es transversal para sostener de hecho la vela; que era custodiada por un marino, durante la tempestad o la estabilidad… y no era precisamente un premio ocupar ese puesto de navegación. De ahí deriva una de las clasificaciones española de barcos: los barcos bergantines.

La frase de la marca de charanda que se le obsequió a Marcelo este fin de semana dice ser: “La v…. me han de pelar” y definitivamente, no constituye nada constructivo, ni al interior del partido que dicen representar con dignidad… ni al interior de la sociedad michoacana, moreliana sobre todo, tan cívica… tan respetuosa de los patrones de conducta moralmente reconocidos, sobre todo.

Flaco favor le hicieron al -seguramente- más preclaro precandidato a la Presidencia de la República de Morena. Quien por cierto se dejó querer, apapachar en todos los momentos de su recorrido; la gente lo reconoce al Canciller y ese es un signo de vigencia política, de fortaleza, indiscutiblemente.

Lo que de ninguna manera es un signo de civilidad es la marca de la charanda… porque también la frase es interpretada en algunos casos como una declaración de hostilidad; como un reto a la virilidad o a esa supremacia aludida, por parte de quien o quienes la escuchan.

Y, definitivamente en nada le abona en estos momentos una velada declaración de guerra a ningún cártel o grupo delictivo de parte de este gobierno o de algún aspirante a la Presidencia de la República.

Porque así se puede interpretar en un miomento dado la frase. O … ¿A eso fue Marcelo el Canciller a la región michoacana?… A “cantarles el tiro” a los diferentes grupos delictivos o a algunos en particular?... ¿Fue a decirles a los contras de la CJNG o de la Familia Michoacana que a él o al Gobierno de AMLO se la “pelan”?… Porque lo que que menos se necesita ahorita es una declaración de esa naturaleza.

Ocupamos paz, diálogo, entendimiento… Sobre todo en Michoacán y en toda esa región colindante. Ocupamos verdaderamente la pacificación del país. ¿Será tan difícil entenderlo?

Y sí… es mucho más difícil hacer reir sin “peladeces”, sin recurrir a lo escatológico, a lo vulgar.

Cualquier pelafustán, lépero, te podrá hacer reir con un “vómito” plagado de peladeces… el chiste te hará reir momentáneamente, por algo que se llama “culto a la irreverencia”, muy común en las nuevas generaciones; pero al cabo de un rato, el “chiste” u ocurrencia se te olvida. Pero una “genialidad” en el guión, como las de Gómez Bolaños, te dejará un grato sabor de boca y te hará recordarla por muchos años; es el “humorismo inteligente”, hilarante, que no recurre a la ofensa directa ni a la descalificación que aniquila o extermina.

Autor: Héctor Calderón Hallal

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