La Frivolidad de Obrador. Izcalli y Atizapán son el botón de muestra

Jorge Miguel Ramírez Pérez

El sistema autoritario del que proviene el híbrido actual, que no es democrático ni tiene los elementos de gobernanza del pasado; dejó como uno de sus adefesios, una cámara de diputados sumamente desquiciada, con quinientos sujetos que lógicamente no se conocen entre sí.

En las bancadas grandes los coordinadores poco saben de los que no son famosos.

Son muy pocos los conocidos y mucho menos son los que destacan. Imagínese asistir a un aula con 500 alumnos. Es una locura. Han prometido reducir ese número cada tres años y ahora lejos de cumplir esa promesa con la opción a reelegirse, menos.

Como hay muchos que en su mayoría solo cumplen con la función de levanta dedos como se les dice todavía, aunque hay un tablero electrónico para votar; los diputados del montón hacen el papel de adobes, únicamente para tapar los huecos.

Se les motejó despectivamente desde finales del siglo pasado como “los del Bronx” haciendo alusión no a su pobreza económica, sino a su escasa formación como legisladores.

Y para no contrariar esa tradición vergonzosa que habla de las prácticas corruptas para integrar a los miembros de la cámara, López Obrador como denodado continuador de los errores del pasado está decidido a superarlos; y ya agarró de su puerquito a los municipios de Atizapán, Izcalli y de pasada a Tlalnepantla, para experimentar en las frivolidades extremas de nombrar personas descalificadas, para ganarles a los del PRI, en eso de sumar el mayor número de achichincles como inventos políticos.

Esos municipios mexiquenses recibieron de parte del Morena, toda una muestra completa de perfiles ofensivos para los ciudadanos: a tránsfugas como Raúl Sánchez Barrales, un profesional de la mentira y las promesas, que algunos se preguntan si no tiene parentesco con Cuauhtémoc Sánchez Barrales, el sobrino incómodo de Fidel Velázquez, la momia que fungía como líder del movimiento obrero por décadas, de hecho, era el decano del PRI.

Porque el afán de este Sánchez Barrales, Raúl; es no bajarse del presupuesto y dizque representar a Atizapán por el XV distrito electoral federal. Su consigna es hacer todo lo necesario para seguir usufructuando cargos por el partido que sea y ahora es por Morena, donde se ha transmutado como el mas ferviente adorador de Obrador.

El cuadro regional lo completan dos mujeres Xóchitl Zagal y Claudia Domínguez que ya están designadas para ser candidatas como diputadas federales por Obrador, la primera también en Atizapán, pero por el VII distrito y la segunda por el distrito XVI que abarca los tres municipios: Tlalnepantla, Atizapán e Izcalli. El dedazo proviene mas bien de parte del junior de Obrador que les dio el “visto bueno” en febrero. A la señora Domínguez el encargado de presentarla, fue el conocido como calumniador y abusador de mujeres, el actor de telenovelas Héctor Soberón, otro más del cuadro de la frivolidad morenista.

Qué triste que lo que se logra históricamente para las mujeres en términos de equidad, sea mal utilizado por personas de mala leche, que quieren que las mujeres fracasen y les cierren las puertas a las que si merecen las oportunidades.

Porque de estas jóvenes no se sabe algo que las destacara para ser legisladoras. Nada se sabe sino es por sus viajes a Europa, lo que no tendría nada de extraordinario sino se la tiraran de proletarias de un partido izquierdista, dizque austero.

Lo que hace Obrador es parte de un sistema de manipulación muy marcado, recurre a mujeres sin preparación en las ciencias del gobierno para que no lo opaquen, como: Yeidcol, Nahle,Tatiana, o Nestora y se entiende porque es un sujeto silvestre, que cuando deja hablar a la señora Olga Sánchez, lo tiene que contradecir.

Pero también su hijo anda por las mismas, recogiendo florecitas del camino, se guía por la frivolidad. Casi me atrevería a pensar la barbaridad que, por causa de la genética, les da por rebajar la calidad del servicio público y la legislación; porque ambos como tiranos, solo piensan en personas sin preparación, sin trayectoria política; porque repartir despensas no es una carrera política, con razón tenemos los diputados que se corrompen a la primera con los moches.

Esas mujeres Zagal y Domínguez -que no deben acreditar conocimientos más allá de la secundaria-, en vez de ser una buena noticia para las mujeres con calificaciones políticas, son la demostración fehaciente que no hay respeto para los ciudadanos, al grado que la expresión que tuvo Obrador en Izcalli hace unos días, de que: “se vayan por un tubo los que se quieren colar”, es una demostración del bajo nivel discursivo, de uno, que a base de caprichos quiere ser el presidente de México; pero que desde ahora anda corriendo gente.

Se ha de sentir muy sobrado.