La sana distancia entre cúpulas empresariales y partidos

Héctor Calderón Hallal

 

La escrupulosa distancia existente entre un ente que busca el poder formal promoviendo un interés político deliberado y aquellas agrupaciones reconocidas como representativas de un estrato poblacional a la que obligan los tiempos que vivimos, debe ser puntualmente respetada, pues la principal promesa que nos hizo aquel torbellino que sacó a aquel PRI de Los Pinos en el año 2000, fue que con los nuevos “vientos democráticos”, se disiparía el fuerte aroma a monopolio de partido en el poder, a adoctrinamiento… a fundamentalismo, a corporativismo; ‘jinetes apocalípticos’ de los que tanto se quejaron las oposiciones de aquellos días del inicio del siglo 21.

Se criticaba mucho que el PRI de aquellos tiempos, por ejemplo, obtuviera el ‘beneficio’ de la afiliación masiva y automática de muchos de los sindicatos de trabajadores oficialistas por conducto de la CTM, la central obrera otrora pilar fundamental de la estructura del Revolucionario Institucional.

Hoy debiera ser igualmente reprochable que, por ejemplo, el PAN sostuviera vínculo real o formal con un sindicato como el patronal de la República Mexicana… pues estaríamos reproduciendo aquel esquema del que tan amargamente se quejaban la incipiente izquierda (PRD) que apenas se asomaba al poder a niveles estatales o regionales… y a la derecha mexicana, materializada en estricto sentido por el Partido Acción Nacional (PAN), añejo oponente del PRI… casi por antonomasia.

Hoy se presenta el enorme riesgo de que el sindicato patronal de la Ciudad de México, uno de las más influyentes células de lo que se conoce como COPARMEX a nivel nacional, sea dirigido por un candidato que ha sido señalado por propios y extraños, desde antes de iniciar la parte más álgida de la guerra de descalificaciones, en la campaña interna por la dirigencia a nivel Ciudad de México que se desarrolla actualmente.

Se trata de Leovigildo Chávez, un notable panista capitalino, que también participa activa y deliberadamente en la vida interna de ese sindicato que defiende los intereses y la doctrina empresarial, denominada Confederación Patronal de la República Mexicana (COPARMEX), en su capítulo Ciudad de México.

Y aunque este aspirante a dirigir a la COPARMEX capitalina se rehusa a aceptar el señalamiento de tener vínculos formales con el PAN, pues sería una causal automática de descalificación en su afán por alcanzar la dirigencia de la central patronal, según lo previsto en el estatuto de la propia organización empresarial.

El INE mismo en su página oficial, difunde aún la pertenencia de Leovigildo Chávez López al PAN en calidad de candidato a diputado constituyente en la CDMX, en el proceso respectivo verificado en 2016, por la vía de la representación proporcional; proceso donde por cierto no logró convertirse en diputado local constituyente de la Ciudad de México, pues el bajo nivel de votos obtenido por su partido esa vez, así como su escasa penetración entre el electorado capitalino, fueron las causas de su ‘derrota’ en aquella ocasión; no obstante, se sigue difundiendo en la página oficial del órgano electoral (INE), su innegable vínculo partidista, desde hace por lo menos ocho años.

De hecho es reconocido al interior del PAN capitalino como un gestor político de su partido… lo que no es una situación antisocial… pero sí antijurídica, antiética… señalada por la carta estatutaria del sindicato patronal como ‘no permitida’.

La preocupación de algunos líderes empresariales –afiliados a la COPARMEX– no se ha podido ocultar y ya ha sido manifestado públicamente, pues el hecho de permitir que un político se convierta en dirigente del organismo cúpula empresarial en la CDMX, pues se corre el riesgo de que eventualmente desde ese puesto de mando, cualquier individuo –por impecable que sea en su vida pública y privada- puede caer en la tentación de anteponer sus intereses políticos personales o partidistas, sobre los intereses del sindicato patronal en la CDMX; aún cuando se dice que lleva ya 15 años en el organismo empresarial y el propio Leovigildo ha señalado que desde hace 10 años trabaja a favor de los socios Coparmex-CDMX; de hecho, actualmente se desempeña como vicepresidente de Enlace Legislativo.

El otro aspirante a dirigir la COPARMEX CDMX

El otro integrante de esa dupla de aspirantes a suceder a Armando Zúñiga Salinas, actual dirigente de la COPARMEX capitalina, es quizá el némesis de Leovigildo Chávez.

Ajeno a los partidos y sus burocracias… producto genuino de la cultura del emprendedurismo.

Su nombre es Adalberto ‘Adal’ Ortiz.

Se trata de una propuesta fresca y notoriamente atípica en estos menesteres de la política de cúpulas.
Adal Ortíz es un hombre relativamene jóven, que ha logrado a su edad (36 años), consolidarse en varios aspectos de sus actividades cotidianas.

Es un notable escritor del género de novela, en la que se reflejan su pasión por el conocimiento y la comprensión de la realidad cotidiana. Además de ser cofundador de ‘Peibo Fintech’, uno de los diez bancos digitales más grandes de México… un decidido promotor de la educación financiera como política de desarrollo humano. Por lo que su visión estratégica lo posicionan ya como un líder estratégico influyente al interior del Centro Empresarial de la Ciudad de México.

Los cerca de 300 afiliados a la Confederación Patronal de la capital de la República, están conscientes de la vital importancia que para su cámara y para la comunidad en general, significan hoy la libertad y la independencia; saben que hoy más que nunca, es necesario decidir sobre lo que mejor le convenga a la cámara empresarial capitalina… para seguir siendo un sindicato empresarial democrático, fielmente representativo y sobre todo… independiente.

En ellos está la decisión.

Autor: Héctor Calderón Hallal
@CalderonHallal1
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fixiflaux99@gmail.com;

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