Morir de fiel. La cruz de Colosio (Parte 5)

Gilberto Celis

“¿Colosio: Q.E.P.D.?”

Por Gilberto Celis

Orgulloso de su candidatura a la Presidencia de la República, Ernesto Zedillo me escribió una carta donde expresaba su compromiso de continuar, con dignidad y firmeza, las tareas que se había propuesto Donaldo. “Por ello, retomo los problemas y reclamos como que usted, don Gilberto, le manifestó”, ofrece.

En el renglón cinco del párrafo uno, Zedillo anotó: “(q.e.p.d.)”, después de escribir “Luis Donaldo Colosio Murrieta”.

Y, al agradecer que me honre con su carta,. Acusé recibo y le comenté, con duelo pero sin dolo, que actuara sin imagen sobrepuesta o interpuesta, ni víctima y menos mártir, que fuera protagonista.

Ya está escrito, le dije a Zedillo, que a uno fue el sacrificio de la Cuaresma y a otro la Pascua. Por ello debía empezar su propia historia; porque aun cuando era candidato sustituto, su nombre estaría en la boleta electoral y, previo voto, no sería El Bis, sino El Uno.

Por Donaldo, continuaba, han doblado las campanas. Usted tiene que echarlas al vuelo.

Y, por favor, le pido al Doctor Zedillo, procure que la Coordinación General de su Campaña, no se extravíe en la Sociedad Anónima, se más turbe en el Capital Variable, y no sea cándida en la Responsabilidad Limitada.

Porque Donaldo, le aseguré al candidato presidencial Ernesto Zedillo, no fue donante de su propia vida y, como usted, deseo “q.e.p.d.” (que en paz descanse).

— Luz y Progreso para el camino de Donaldo.

DE LA CRUZ A LA FECHA

Quizá se espere que lo obvio termine por fatigar y que, con el tiempo deje de interesar. Pero los hechos son los hecho y la realidad solo muestra a los colosistas haciendo con sus declaraciones como que embisten y cornean, pero no empitonan…están afeitados,

Olvidan que el mundo de Colosio nunca fue porque lo haría él. Y ellos, ¿qué bandera pretenden enarbolar cuando nunca supieron portarla? No solo lo entregaron: ¡frente a ellos lo destrozaron! Dicen que cuando no hay refugio ni en uno mismo, se hacen declaraciones.

¡Cómo pesa hacer prisioneros sy dejar heridos del pasado, en un presente que destruye el futuro!

De la Cruz a la fecha, a la vez que el Instituto Nacional de Combate a las Drogas reconoce y acepta que el narcotráfico “…ha penetrado a las instituciones, las estructuras de poder y las economías locales”, al año, el 23 de marzo de 1995, el presidente Zedillo, en entrevista con el Business Week, acepto: “…hay evidencia de que algunos individuos en el gobierno pudieron haber servido a intereses de narcotraficantes”.

LAS APARIENCIAS NO ENGAÑAN

Con eso de que la conseja sentencia que el hilo no se rompe por lo delgado, sino por grueso y mal hilado; y que cada uno vende lo que tiene, le diré que, con el apoyo franco del amigo presidente de la Gran Comisión de la Cámara de Senadores, Fernando Ortiz Arana, el colega José Nelson Murat Casab, secretario de la Gran Comisión, seguramente será el próximo gobernador de Oaxaca.

Por igual el senador Guillermo Hopkins Gámez, coordinador de logística de Colosio, podría llegar al gobierno de sonora.

Tampoco hay que olvidar al diputado federal Alfonso Molina Ruibal, ex secretario de Finanzas del gobernador Manlio Fabio Beltrones y presidente de la Comisión para el seguimiento del caso Colosio; ya senador podría ser premiada su diligencia,

Faltarían el senador Armando López Nogales, presidente del CDE del PRI, Bulmaro Pacheco y Miguel Ángel Murillo.

Asimismo, entre los protagonistas y coordinadores de campaña, el arquitecto José Parcero, el de la Cruz de Colosio, es delegado en la Gustavo A. madero y, si insiste, pronto será Secretario General de Gobierno en lugar de Jesús Salazar Toledano quien, por cierto, cobija a Jorge Schiaffino.

¿El Departamento del Distrito Federal fue entonces negociado por Oscar Espinoza Villarreal, ex secretario de Finanzas del CEN del PRI, a quien el asesinato de Colosio salvó de la renuncia?

Es el mismo que, con Fernando Peña Garavito hizo el 1-2 en lío desde Nacional Financiera con el fraude de la Arrendadora Havre, por haberle entregado el 17 por ciento de su presupuesto nacional Unicreva, según dicen de Adriana Salinas de Gortari, y aun no explican dónde están los millones de dólares con que Gerardo de Prevoisin “cooperó” desde Aeroméxico para la campaña presidencial y seguramente entró por el área de células empresariales de Fernando Peña Garavito.

No hay que olvidar que, cuando las campanas doblan, siempre doblan a muerto.

En una cuestión de conciencia o de honestidad, el senador José Luis Soberanes busca el gobierno de Sinaloa y el diputado federal Samuel Palma no quita la vista de Morelos, por si el gobernador Carrillo Olea resbala en el Tepozteco o se hunde en algún hoyo del Green Tepoztlán.
En las mismas están Eduardo Robledo, en la pena de haber sido y el dolor de ya no ser; Cesáreo Morales y Marco Antonio Bernal, quienes insisten en sembrar vientos y solo recogen tempestades; e Ignacio Pichardo pagaza, quien ¡ha recibido la medalla de la Lealtad, del Partido Revolucionario Institucional!.

— Fue presidente del CEN-PRI para la campaña del candidato sustituto Ernesto Zedillo y que, como advirtió, “…hemos superado la prueba del asesinato de un candidato presidencial” pidió en el acto de toma de protesta a los aspirantes al poder Legislativo del H. Congreso de la Unión, que habrían de hacer lo mismo, si querían “…llegar a las instituciones emblemáticas de kla democracia mexicana”.

Le digo, saber lo que le ocurrió a Colosio es saber qué nos ha sucedido a nosotros, a los Estados Unidos Mexicanos. Claro, también sería bueno saber para qué tienen el cerebro de Donaldo en conserva en el hospital de Tijuana, Baja California.

Desde la vida es imposible penetrar en la muerte. ¿Será por eso que cuando ven a Donaldo Colosio, no saben si él los mira a los ojos, o si son ellos los que se miran en los ojos de la muerte?

En el Oriente, don Gilberto Celis Casanova traza y cita: “Cruel es la cólera e impetuoso el furor; pero quién es capaz de suprimir los celos (…) Son sinceras las heridas hechas por quien ama, pero engañosos los besos del que odia”. La Paz.

Es difícil saber hasta qué puntos el presidente Zedillo aún está convencido de cumplir su compromiso, ofrecido en la carta con la que me honró. Pero esa su inscripción para Donaldo, “(q.e.p.d.)”, uno si quiere saber: ¿Qué en paz descanse?

— Por eso le digo.

comunicacion_mra@hotmail.com

•Publicado Marzo 18’1996
La Cruz y muerte de Luis Donaldo