Prudencia y pragmatismo de Beatriz Paredes; lo que necesitamos en México

Héctor Calderón Hallal

No hay disciplina del conocimiento –o ciencia como también se cataloga- más pragmática que la Política.

Difícil es su práctica por cuan impredecible es de por sí el comportamiento humano… Y la Política es la ciencia de los asuntos del humano en sociedad.

Hay que vencer muchas barreras emocionales, socioeconómicas, interpersonales e interculturales existentes entre los actores políticos de una sociedad.

Los actores de la política mexicana y universal de nuestros días… los líderes de la sociedad en sus principales rubros, quizá no posean la integridad suficiente para hablarle a los individuos del mañana… ni a los individuos del ayer, porque no es esta una sociedad que se haya desarrollado cumpliendo fielmente con lo que nuestros antepasados planearon para nosotros:

Aquel discurso franco, diáfano, transmitido o leído con crudeza y exactitud, procurado y recomendado por los senadores del Aerópago romano, hoy resulta ingenuo y hasta letal para un político que busca popularidad o rentabilidad en las urnas.

Una mentalidad llana, sin dobleces, monocromática, sugiere insensibilidad y hasta una propensión a la autocracia. Por muy incorruptible que sea o pretenda ser.

Un político que ríe permanentemente en público, cumpliendo con los cánones «del librito tradicional» de la modernidad, posee –indefectiblemente- cierta siniestralidad.

La Política es una forma de guerra de ideas y mentalidades, en el mejor de los casos… cuando no, de una lucha de intereses.

Hay pocos políticos mexicanos en la actualidad, que han logrado adquirir una formación tan completa como la de la actual senadora Beatriz Paredes Rangel, reconocida en México y en el subcontinente latinoamericano en general.

Es una rica mezcla de ideología, cultura, pragmatismo político y de prudencia hacia los demás.

Una estudiosa del pensamiento filosófico universal más contemporáneo… y también de las formas más antiguas de filosofía descubiertas en el México precolombino.

Hace más de tres décadas, que la escuché hablar por primera vez acerca de su orgullo por la lengua náhuatl y por algunas construcciones filosóficas de esa portentosa fuente cultural: “Nuestros antiguos mexicanos trataban siempre de ser exigentes con uno mismo, aunque considerados con los demás”… y nunca olvidé el razonamiento, no obstante después lo volví a encontrar en la filosofía japonesa y la paternidad del mismo la disputan tanto los estudiosos de Netzahualcóyotl y otros poetas del México ancestral, así como los filósofos del lejano oriente.

En aquel acto, creo que Beatriz argumentaba a propósito de los programas asistenciales del Gobierno Federal, en el sexenio del presidente Salinas en sus postrimerías, lo cierto es que su capacidad para confeccionar –en un discurso improvisado- una justificación sobre la importancia de la fraternidad, de la cooperación desinteresada entre los hombres y de la armonía en general, a propósito del programa ‘Solidaridad’, quedó de manifiesto.

Sin duda, sabía de lo que estaba hablando Beatriz Paredes en aquella ocasión, como si ella misma hubiera diseñado el trasfondo filosófico del programa de Gobierno…. Lo sentía, lo dominaba ampliamente y por eso convencía a la gente.

Pero son pocos realmente, los políticos con esa formación como la de Paredes Rangel; algunos de sus camadeños y que comparten un mismo proyecto con la tlaxcalteca.

Politólogos o sociólogos, que han abrevado en la investigación social y que no obstante la imperiosa necesidad de aplicar pragmatismo a la mayoría de los actos políticos que se desempeñan en un cargo de representación popular o por encargo, son conscientes de matizar ese pragmatismo, con la prudencia social mínima necesaria para tratar a grupos e individuos vulnerables de la sociedad.

Aun cuando están conscientes de que un político profesional en México y en el mundo, está acostumbrado a sostener sus batallas entre comidas (con otros políticos); a acostarse y dormir pocas horas; a tener poca paciencia con la naturaleza y su belleza… incluso, a “ingerir heces a cucharadas y no hacer gestos”, como dejara asentado un clásico.

La vida de un político o política es la de un guerrero, que sin embargo, debe aprender la mayor de las veces, a devolver el mal con el bien; incumplir los deseos propios y a veces elegir mejor olvidarlos; aprender en términos generales a llevarse bien con la adversidad … y con los opositores.

En eso consisten precisamente el pragmatismo y la prudencia de la política mexicana y universal… quizá no es el ideal planteado por los sabios espartanos o macedonios… pero es la figura que emerge como necesaria para construir la armonía.

Armonía que necesita un país como el nuestro, donde quien nos gobierna actualmente, enronquece la voz y contorsiona las facciones por su ira, que transmite a los mexicanos y que propone que sea llevada al seno mismo de la sociedad, en un pleito interminable entre unos contra otros… en un proceso abusivo y oprobioso de polarización.

Un Gobierno como el actual de México, que en los últimos años ha trastocado su propio discurso, más a menudo que de zapatos, traicionando e incumpliendo lo prometido originalmente.

Un discurso que ha pasado ya de la guerra de clases a la guerra de creencias religiosas y que se orienta directamente hacia el fundamentalismo.

Para Presidente o Presidenta de México, necesitamos sin duda a una persona como Beatriz Paredes Rangel. Que conozca a plenitud las implicaciones legales y formales de su cargo.

Que sepa hablarle claro a la población mexicana, sin necesidad de buscar la aprobación o la popularidad, sustentada en la majadería o en las “peladeces” del lenguaje.

Una mujer como Beatriz, que sepa valorar la importancia de la responsabilidad que se ostenta desde la Presidencia de la República, pues le ha costado su vida misma llegar a tal, consagrándola al servicio de la población en sus diferentes responsabilidades y desde las posiciones más modestas.

Ayer la ví detenidamente en una entrevista con Joaquín López Dóriga y pude confirmar mis anteriormente expresados juicios sobre ella.

También la seguí durante la entrevista del martes concedida a Guillermo Ortega, en El Financiero Televisión y de ahí rescato su propuesta de un Gobierno de Coalición pero que implique una reforma de Estado; que tenga que ver con compromisos de futuro donde se destierre la posibilidad de un gobernante autocrático en la Presidencia de la República; de no volver a tener más un gobierno faccioso con desempeños ineficaces e ineficientes.

Un Gobierno que resuelva el anhelo de pacificación y orden público en las calles; lo que genuinamente deseamos los mexicanos.

No más ocurrencias ni simulaciones.

La situación política del México de hoy, bien puede corregirse con tan solo voltear a ver algunas de las frases del brillante dramaturgo y filósofo alemán, Bertolt Brecht, uno de los favoritos en la formación de Beatriz Paredes Rangel:

-Primero va el comer, luego va la moral.

-Cuando la hipocresía comienza a ser de mala calidad, es hora de comenzar a decir la verdad.

-La crisis empieza cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer.

-Con la guerra aumentan las propiedades de los hacendados, aumenta la miseria de los miserables, aumentan los discursos del general …y aumenta el silencio de los hombres.

-La historia ama las paradojas.

Si la gente quiere ver solo las cosas que puede entender, no tendría que ir al teatro: tendría que ir al baño.

Y la más puntual y demoledora:

-“Hay quienes luchan un día y son buenos; hay quienes luchan un año y son mejores; hay quienes luchan muchos años y son muy buenos… Pero están los que luchan toda la vida…esos son imprescindibles”.

De esos últimos casos ha sido Beatriz Paredes Rangel… Sin duda, una luchadora toda su vida.

Y eso mismo dijo ella, del gran Porfirio Muñoz Ledo, durante el homenaje que se le rindió en el Senado de la República.

Habrá que esperar quién triunfa en la elección primaria que se llevará a a cabo en el seno del ‘Frente Amplio Por México’ y después, habremos de ver los debates entre quien resulte victoriosa o victorioso y quien sea elegido por el partido en el poder.

En el Frente la definición será entre Beatriz Paredes, Xóchitl Gálvez, Enrique de la Madrid y Santiago Creel; y por Morena, los finalistas son Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López.

Autor: Héctor Calderón Hallal

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