Ricardo Monreal caminaba relajado y a gusto, en el disfrute pleno de la muestra “Atisbos Hidalguenses”, cuando los reporteros lo abordaron sobre los temas de coyuntura: las fechas históricas y los puentes, la pederastia y su impunidad, así como el alza en los feminicidios.

Me detengo en el segundo, pues los abusos de clérigos en contra de menores van al alza, sin que haya ley que los detenga, amén de que prescriben y quedan impunes.

Sin descalificar ni aprobar la propuesta de crear una comisión legislativa para indagar casos de abusos clericales, el líder de la bancada de Morena en el Senado se pronunció por legislar para que de manera permanente quede una disposición de carácter jurídica. Una comisión –afirmó con todo conocimiento—“no tiene la fuerza de la Ley”.

El también presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara Alta se pronunció abiertamente por no abrir tantos frentes al mismo tiempo con la Iglesia, con medios de comunicación, con asociaciones religiosas, con empresarios, con extrabajadores o con organizaciones sociales. Con un rotundo “no” se manifestó porque el Senado sea un ente conciliación, de encuentro, por que “el Senado se un órgano de justicia no de persecución. Un ente de moderación y prudencia, no de radicalismos y excesos”.

Las cartas fueron abiertas en la mesa y por ahí transita la bancada de Morena, mientras Monreal sea su coordinador. No hay más.