Delincuencia institucional militarizada

Por Gilberto Celis

A pesar que hace seis sexenios De la Madrid dijo que el petróleo se agotaría y proclama no habría más dependencia del hidrocarburo, México sigue siendo un país petrolero, con petróleo. Y con gas a flor de tierra en la Península y con plutonio que da el uranio, y de hierro que da el acero. Todo esto en Chiapas y Oaxaca que registran mayor riqueza natural y de pobreza; y de millardos de dólares en inversión, porque el capital va a donde hay riqueza.

— Pero, como todo capital, la inversión y producción reclama seguridad.

Así, cuando todo tiene precio nada tiene valor, la soberanía se ejerce totalmente separada del pueblo. Nada extraño en un país cuya programación de la pobreza ya alcanzó la miseria polarizada en Pacto Vs Hambre.

— La oferta de la tierra, como mercancía en el libre mercado, se sujeta a la demanda del máximo beneficio del interés privado que cobija la reforma a la Ley Agraria que hiciera el Poder Ejecutivo de Carlos Salinas.
— Y aprobaron la ejecución los representantes sociales, diputados y senadores al quitarle el carácter de inalienable, inembargable e imprescriptible.

DERECHOS, UNA ESPERA DE NADA

Los derechos se reducen a una espera de nada. Y de esto hablan los despojo de la tierra ejidal y comunal que van más allá de la apariencia de abuso de la autoridad o desvío de recursos.

— Al tiempo, no es raro que con la provocada inseguridad pública organizada, para garantizar la seguridad del capital sea obligado institucionalizar la intervención militar
— Tampoco es extraño que la situación se convierta en un río revuelto a ganancia ya no de pescadores sino de la delincuencia institucional organizada y militarizada…
—…en un gobierno republicano descarnado de la tutela de los derechos civiles del pueblo.

— Por eso le digo.

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