Por Gilberto Celis

A pesar del cada vez más deshilachado por el tiempo y apenas cubierto ya por la sinrazón de la razón closetiana machista, la reelección en la elección 2018 parece retardar el empoderamiento natural de la mujer en los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial.

El General Lázaro Cárdenas en su campaña presidencial ofreció reivindicar el derecho natural de la igualdad del varón y la mujer ante la ley. Su proyecto de reforma estableciendo la ciudadanía mexicana en varones y mujeres fue aprobado por los Congresos Federal y de los Estados, pero nunca declarado así.

— La verdad está ahí, en esa aberración antinatura de que la mujer necesite del Decreto presidencial para ejercer el voto municipal y el federal.
— Como fue la concesión presidencial dada por Miguel Alemán Valdés y Adolfo Ruiz Cortines.

ZONA NORTE ISTMEÑA

En la zona norte del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, los que han secuestrado la razón sienten la otra verdad, la que señorea la vida desde su fecundación y que privilegia el eterno protagonismo femenino.

Más allá de la anécdota del descubrimiento de la equidad y la igualdad de género, el horizonte electoral contempla la personalidad de mujeres que atraen el voto. Y si algo quedara por discutir será de quienes aún consideran ser todo miel sobre hojuelas.

— Pero esto es algo implícito y no ha de complicarse el ánimo que el activismo femenino está dado.

En esta zona norte istmeña, si bien el Edil Cuauhtémoc Fuentes Villanueva es el primer Diputado Local del naciente 24 Distrito, cabecera Matías Romero, legislaturas después Rosalinda Domínguez Flores es la primera diputada local de oposición.

— Y ahora ya es natural escuchar la mención de Lily Salinas, Gladys Alegría, Maribel López.
— El punto es si Las mil y una noches ofrecidas en la reelección, para que el mexiquense Alí Murat hiciera realidad su aventura como gobernador de Oaxaca, retrasa el empoderamiento femenino.

— Por eso le digo.

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